El vínculo del famoso escritor norteamericano Ernest Hemingway con La Bodeguita del Medio confiere prestigio al emblemático restaurante de La Habana, que extiende la cultura de Cuba a más de una decena de franquicias por el mundo.
Tan solo una frase del Premio Nobel de Literatura en 1954, “Mi daiquirí, en el Floridita; mi mojito, en La Bodeguita”, bastó para eternizar en ese rincón de La Habana Vieja la calidad y el buen gusto de la coctelería cubana, en especial de esa mezcla de ron carta blanca, azúcar, jugo de limón, hierbabuena y agua gaseada.
Son legendarias las visitas del literato junto a escritores y artistas de la época, quienes a gusto se reunían en el bohemio recinto para disertar sobre utopías y contrariedades que inquietaban a la intelectualidad.
La historia habla también de la sazón de doña Argelia, esposa del propietario del lugar, y cita a Nicolás Guillén, Pablo Neruda, Brigitte Bardot, Julio Cortázar, Mario Benedetti y Geraldine Chaplin entre quienes llegaron a comprobar los rumores de que allí se cocinaban los mejores frijoles negros y la carne de cerdo de toda la ciudad.
Y al parecer el mito es realidad. La Bodeguita ha sido nominada por la Academy of Restaurant Industry Awards, de los Estados Unidos, como uno de los 50 mejores restaurantes del mundo.
En su pequeño salón habitan recuerdos de poetas, músicos, deportistas, políticos y científicos de reconocimiento internacional. Objetos personales, fotografías y firmas plasmadas en las paredes testificaban su presencia y revelaban un tono añejo y encantador que hacía incluso suponerlos ahí riendo, hablando.
Una reparación en el inmueble exigió borrar esas rúbricas, pero de alguna forma la leyenda se eterniza y el patrimonio se resiste al tiempo. Foráneos y citadinos insisten en incluir a La Bodeguita en su itinerario y, al salir, pretenden conservar en el paladar ese gustillo singular de su comida autóctona y legítimo mojito.
Pero la demanda hizo que el sortilegio cruzara fronteras en el afán de llevar a otras tierras la cultura cubana. La entonces Casa de Martínez, construida en los años 40 del pasado siglo, constituye hoy una marca registrada con sede en ciudades de México, Australia, Macedonia, Ucrania, República Checa y Líbano.
La iniciativa de construir similares en el mundo levanta un puente de amistad e intercambio entre las naciones y contribuye a promover la historia y las costumbres cubanas, de las que disfrutó por más de 20 años y exaltó en su obra el antes mencionado novelista estadounidense.
A sus lozanos 80 años —cumplidos este abril de 2022—, bien sirven estos versos de Guillén, nuestro Poeta Nacional, para homenajear al centro que fue testigo de tantas declaraciones de amor, confesiones de amigos, arrebatos y borracheras, fuente de inspiración y connivencia, donde mejor sabe el mojito y la comida criolla.
La Bodeguita es ya la Bodegona
Que en triunfo al aire su estandarte agita
Más sea Bodegona o Bodeguita
La Habana de ella con razón blasona
Hártese bien allí quien bien abona
Plata, guano, parné, pastora, guita
Mas si no tiene un kilo y de hambre grita
No faltará cuidado a su persona
La copa en alto, mientras Puebla entona,
Su canción, y Martínez precipita
Marejadas de añejo, de otra zona.
Brindo porque la historia se repita
Y porque es ya La Bodegona,
Nunca deje de ser La Bodeguita.