Y es que tuvo que esperar casi siete años desde que iniciara su andadura en el World Tour de la disciplina para colgarse su primer título. Silva debutó en los 81 kg en la edición del Grand Prix de Qingdao, China en el 2015, y si bien acumulaba 11 podios en estas competiciones, por primera vez ahora en los tatamis turcos y en presencia de 46 judocas en su categoría, acarició el máximo honor.
Hablamos de un certamen fortísimo en el cual pugnaron en definitiva 525 judocas (213 féminas) de 63 países, y que marcó el cierre de la gira para nuestra escuadra, que en esta ocasión presentó a 13 efectivos y que además del cetro de Silva festejó el bronce de Andy Granda (+100 kg), para ubicarse en la séptima posición abrazada con Moldavia, e idéntico balance de un oro y un bronce, el mismo que Portugal, solo que los lusos también obtuvieron dos quintos escaños; mientras por nuestra armada, ningún otro exponente pudo colarse entre los siete mejores de sus respectivas divisiones.
Nos antecedieron potencias de la talla de Georgia (2-2-0), Francia (2-1-4), Brasil (1-1-3), Hungría (1-1-1), y Mongolia (1-1-0), siendo notables las ausencias de Japón y Corea del Sur, dos pesos pesados y habituales animadores de lides al máximo nivel.
El concierto de Silva
Por su condición de escaño 18 en el ranking mundial, el cual mejorará en la próxima actualización gracias a los 1.000 puntos ganados en Antalya, Silva quedó bye en su primera ronda, tras lo cual inició su ruta dorada con triunfo por descalificación frente al británico Peter Petgrave. Le sucedería un ippon relámpago a los 41 segundos de combate sobre el italiano Nicholas Mungai.
En la puja por apropiarse de la llave A Silva desbancó al rocoso húngaro Krisztian Toth (3ro del ranking-3.874 puntos) y bronce olímpico en Tokio 2021. Pero el ídolo de Colón en la provincia de Matanzas, salió en busca de su combate, llevando la iniciativa e intentando las mejores acciones ofensivas, a tal punto que a loe 3:16 minutos del tiempo reglamentario decretaron el hansoku-make (descalificación por tres shidos), a su favor. Signaría así su primera sonrisa frente a Toth, ante quien sucumbió en su único duelo previo en 2019.
Su pleito semifinal fue frente a un viejo conocido: el brasileño Rafael Macedo (27-1.176), frente a quien ostentaba saldo previo de cinco sonrisas y un revés. La balanza se inclinó nuevamente a favor del nuestro, solo que en esta oportunidad se vio exigido al límite pues definió con ippon en la regla de oro, apelando a una técnica de piernas, la cual ejecutada de forma muy efectiva le daría luego el anhelado título frente al georgiano Luka Maisuradze (15to del escalafón-2.000 unidades), cuando este, tercer hombre de su país en ese peso, lo tenía al borde de la descalificación.
Con su excelente rendimiento, Silva elevó su foja en este año 2022 a nueve sonrisas frente a tres fracasos. Sobre su corona y algunas cuestiones de interés, dialogamos vía electrónica en un randori fugaz con el alumno de Julio Alderete:
¿Qué combate te resultó más complicado?
“Frente al brasileño Macedo, en semifinales. Pese a ser un adversario al cual conozco bastante y sobre quien tengo de por vida ventaja, en esta oportunidad me costó bastante entrarle. Fue difícil poder materializar un kumi ventajoso, pues es muy técnico y se defiende muy bien”.
¿Cuánto cambió o mejoró tu sistema de judo desde el Grand Slam de París hasta este de Antalya?
“Diría que no el sistema de judo propiamente, sino la forma física y los diferentes niveles de preparación adquiridos en todos los aspectos. Los resultados en gran medida se corresponden con el provecho que pudimos sacarle a la estancia acá en Europa y la base de entrenamiento sostenida con el equipo francés”.
A propósito de la base, ¿cómo la calificas?
“Positiva en todos los sentidos. Cuando mejor he competido internacionalmente ha sido en las temporadas en las que he logrado encadenar un ciclo de bases de entrenamiento-competencias. Se trata de ver y adaptarte a judocas de la élite, ganar confianza, probar tus movimientos técnicos, responder con acierto a una situación táctica determinada… Todas esas posibilidades las adquirimos enfrentando o entrenando con judocas de un nivel superior al que tenemos en el equipo nacional en el Cerro Pelado”.
¿Qué grupos de técnicas te han reportado los mejores dividendos? ¿las de piernas, caderas, hombros?
“Sin duda alguna las de piernas y caderas. Debo continuar perfeccionando el grupo de técnicas de hombro, sobre todo ahora que finalmente me siento fuerte y creo que totalmente recuperado de mi lesión ahí justamente”.
¿Cómo ves a la élite de tu división tomando en cuenta este resultado y los restantes de la gira?
“Desde hace buen tiempo somos una de las divisiones más parejas y concurridas en cualquier torneo de calidad. Te diría que el nivel es bastante parejo, y que entre los primeros 15 o 20 del ranking los resultados y la diferencia dependen de detalles en el manejo y la seguridad en las acciones a la hora de encarar cada combate”.
¿Perspectivas de cara al Panamericano de Lima?
“Ahora mismo no tengo otra opción que intentar mantener el dominio de todos estos años. A todos al principio nos cuesta, per cada uno de los muchachos del equipo adquirió un nivel superior al de la primera presentación en el Grand Slam de París. Para estar en forma hay que chocar con los mejores, y eso indiscutiblemente lo dan las estancias y periodos de preparación en Europa”.
Silva es todavía un judoca joven, pero destila una locuacidad y visión profunda que no muchos poseen. Lo más inmediato para él de cara a la lid continental de la disciplina será reponerse de una ligera molestia en un tobillo la cual se le produjo en su pleito definitorio.
Las congratulaciones para Silva y Andy Granda, que en un hervidero de 37 súper pesados se colgó bronce, con cuatro sonrisas y un único descalabro por wazari frente al georgiano y a la postre monarca Guram Tushishvili (4to-3.284 rayas), y segundo preclasificado del certamen.