Es conocido que la ocurrencia de un terremoto, con rarísimas excepciones, no se puede pronosticar con suficiente antelación ni se puede prever su magnitud y la localización del foco (hipocentro). En estas circunstancias, la prevención, entendida como el proceso de reducción de los daños potenciales a la mínima expresión posible, es una tarea que se ha de cumplir combinando los resultados de la investigación científica (sismología) y la ejecución de intervenciones constructivas (viales, puentes, túneles, casas, edificios, fábricas, etc.) con características sismoresistentes.
Como resultado de las investigaciones sismológicas históricas se conocen los territorios del País donde es más probable que ocurra con mayor o menor frecuencia un sismo y se elabora un registro del grado de destrucción causada por terremotos del pasado, lo cual es un primer paso para establecer la peligrosidad sísmica. Otro aspecto esencial de la gestión del peligro sísmico está vinculado al conocimiento de la constitución de los suelos y rocas de cada localidad, de lo cual depende la aceleración local de las ondas sísmicas. Con estos datos se ha construido un mapa de la zonificación sísmica de Cuba (Fig. 2). Esta información está recogida en la norma sísmica cubana que es de obligatoria consulta al planificar cualquier tipo de construcción (CENAIS 2017).
Esta información necesaria para llevar a cabo los planes para una reducción racional del peligro sísmico ha sido elaborada y compilada por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas de Cuba, con la participación de colegas de otras instituciones y países, pues estos estudios, como casi toda la ciencia, requiere de la colaboración internacional. Dicha información se puede consultar en https://www.cenais.gob.cu/cenais/.
Los eventos sísmicos en el entorno de Pilón
Pilón y su entorno es la zona donde han ocurrido los sismos más fuertes de los últimos 90 años en Cuba (Fig. 3, Tabla 1).
La actividad reciente comenzó el día 10 de noviembre cuando la red de estaciones del CENAIS registró dos sismos fuertes localizados a unos 40 kilómetros al sureste de Pilón, en la provincia de Granma.
El primer sismo ocurrió a las 10:50 am con una magnitud de 6.0, siendo perceptible en las provincias de la región centro occidental, con mayor intensidad en las provincias de Granma y Santiago de Cuba. Este sismo estuvo localizado en las coordenadas 19.728 -76.911.
El segundo sismo perceptible ocurrió a las 11:46 am con una magnitud de 6.7, sentido con mayor intensidad en las provincias de Granma y Santiago de Cuba. Este sismo estuvo localizado en las coordenadas 19.794 y -77.008. Después, el 25 de noviembre de 2024 ocurrió otro evento de magnitud 4.3, con foco en la misma zona.
Al cumplirse un mes de la ocurrencia de estos eventos primarios se han registrado unas 7000 réplicas en la zona cercana a los epicentros, 132 de ellas perceptibles, con magnitud mayor a 2.5, incluido uno de magnitud 4.1. Es importante resaltar que, si bien las réplicas pueden o no ser percibidas por las personas, lo cierto es que estas vibraciones siguen actuando sobre amplios territorios y continúan debilitando la infraestructura, sobre todo las obras anteriormente afectadas. También pueden provocar la caída de piedras y deslizamientos en laderas montañosas donde con anterioridad se habían abierto algunas grietas.
Tabla 1. Principales sismos registrados en Pilón y su entorno.
Antes de continuar con estas notas, es necesario aclarar que la magnitud de los sismos (que refleja la cantidad de energía que se libera en el foco), y la intensidad que se estima de acuerdo a la destrucción causada por cada evento, se han calculado de acuerdo a distintas metodologías con el transcurso del tiempo. Hace más de una década se utilizada la escala de Richter (M Richter), mientras que en la actualidad se calcula de acuerdo a la escala de Magnitud de momento (Mw) (http://www.ssn.unam.mx/jsp/reportesEspeciales/Magnitud-de-un-sismo.pdf). Asimismo, la antigua escala de intensidad utilizada era la MKS y ahora se aplica la EM-98 europea (https://www.cenais.gob.cu/cenais/?page_id=120). Esto conduce a que los valores de magnitud e intensidad recogidos en las bases de datos antiguas no son totalmente equivalentes a los valores que se calculan en nuestro tiempo, pero estas diferencias no representan una limitación, ya que responden al desarrollo de la ciencia e implican un mejor resultado.
Aunque en Cuba en el pasado han ocurrido algunos terremotos muy destructivos, cuando sólo eventos no perceptibles ocurren durante algunos años, las personas tienden a olvidar el peligro y, en consecuencia, se construyen nuevas obras sin las medidas sismoresistentes adecuadas. Esto quedó evidenciado por el ejemplo de los terremotos ocurridos en noviembre de este año (Tabla 1). Lo cierto es que el peligro de la zona de Pilón y su entorno era conocido, sin embargo, no se realizaron acciones para reducir el riesgo sísmico en instalaciones dañadas por eventos anteriores y se incrementó la vulnerabilidad al edificarse viviendas y otros tipos de instalaciones sin criterios sismoresistentes.
Los daños principales ocasionados por estos sismos se presentaron en poblados de la provincia Granma situados más cerca de la zona de los focos (epicentros) de los eventos principales y sus réplicas, así como en la costa del Golfo de Guacanayabo, y con menor grado, en localidades del interior de la provincia.
Las afectaciones en distintas obras de infraestructura abarcan derrumbes de techos y paredes, agrietamiento de columnas y paredes, fracturas de viales, etc., como ilustran las fotos de la figura 4; así como deslizamientos y caída de piedras. Estas imágenes demuestran la existencia de debilidades estructurales en las obras dañadas, que a menudo son debido a la ausencia de medidas sismoresistentes. Otro objeto de preocupación, no menos relevante, es que, durante los procesos de reconstrucción, la urgente necesidad de restablecer las condiciones de vida y movilidad, a menudo conlleva a que se reproduzcan e incrementes las vulnerabilidades preexistentes. Por eso es necesario tener una carpeta de proyectos con las soluciones más adecuadas, a fin de introducirlas cuando se disponga de los recursos.
Conclusiones y recomendaciones
Cuando las afectaciones estructurales son importantes, se necesita la intervención de ingenieros civiles especializados en construcciones sismoresistentes, los cuales deben definir si la obra se debe demoler o se puede reparar. En caso de reparación, los especialistas deben precisar cuáles son las medidas adecuadas de acuerdo a las normas y las características sismo-geológicas de los terrenos. En este proceso, la falta de recursos y el apremio por resolver la habilitación de las viviendas y las vías de comunicación, son enemigos del futuro comportamiento de esas obras ante nuevos temblores.
Con motivo del terremoto del 25 de mayo de 1992 el CENAIS realizo un minucioso estudio del territorio, el cual se publicó con el título “Pilón, Tierra que tiembla”, donde se incluyeron evaluaciones de la vulnerabilidad sísmica de las viviendas, escuelas e instalaciones de salud, con recomendaciones que no siempre se tomaron en cuenta.
Por estas razones, habida cuenta de la experiencia derivada de los eventos sísmicos ocurridos en el mes de noviembre pasado, es conveniente rememorar también las recomendaciones de Iturralde-Vinent y Arango-Arias (2020) para reducir el riesgo sísmico. Estas son:
- La reducción de vulnerabilidades debe comenzar por reforzar las escuelas, los hospitales y los edificios multifamiliares, así como cualquier edificación que presente debilidades estructurales.
- Toda nueva construcción debe responder a criterios sismoresistentes de acuerdo con las normas cubanas.
- Todos los hospitales, fábricas, edificios públicos y multifamiliares situados en zonas con alta peligrosidad sísmica, deben disponer de una señalética con orientaciones a seguir en caso de que ocurra un evento sísmico.
- La ocurrencia de sismos fuertes no tiene fechas ni temporadas previsibles, de manera que debe mantenerse un programa regular de concientización por los medios de comunicación y desarrollar ejercicios de entrenamiento para elevar la preparación de la población y los directivos, con la finalidad de promover una ética de comportamiento responsable.
Este es un artículo de Enrique D. Arango Arias* y Manuel A. Iturralde-Vinent**
*Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas
**Academia de Ciencias de Cuba.
Fuentes de información y lecturas recomendadas
Arango Arias, E., Iturralde-Vinent, M.A. , 2024. Análisis preliminar de los sismos ocurridos en Cuba entre 1998 y 2024. Revista Digital Juventud Técnica.
Chuy-Rodríguez, T.J., 1980. La actividad sísmica de Cuba basada en datos históricos. Investigaciones Sismológicas en Cuba No. 1: 5-17.
Chuy-Rodríguez, T.J., Zapata-Balanqué, J.A., Sierra, L.O., Guasch, F., Oliva, R., Brito, A.L., Blanco, M., Cardoso, E., Expósito, O.,
CENAIS. https://www.cenais.gob.cu/cenais/
CENAIS, 1992. Pilón, Tierra que tiembla. Investigaciones Sismológicas en Cuba. Cenais, 246 p.
CENAIS, 2017. Norma sísmica cubana. https://descargas.epconsgtmo.co.cu/Normalizacion%20Actualizadas/Normas%20de%20la%20construccion/Normas/OTRAS/NC%2046%202017.pdf
Iturralde-Vinent, M.A. y E. Arango Arias 2020. Ciudades de Cuba en alerta sísmica. Revista Minería y Geología, 36(4):366-376.
Panadeiros, G., y Savarí, O., 1993. Sismos perceptibles de la región oriental de Cuba: 1988. Comunicaciones Científicas sobre Geofísica y Astronomía, Número 5. IGA, Academia de Ciencias de Cuba, 35 pp.
http://www.cubadebate.cu/noticias/2024/11/10/temblor-de-5-4-grados-afecta-provincia-de-granma/